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Destacats

L’apocalipsi segons Noé, el manetes del barri

  Quan al veïnat van començar a aparèixer rumors que la gent s’havia tornat encara més estúpida de l’habitual, vaig pensar: “Res nou”. Però un dia, mentre feia cua al supermercat per comprar cafè i cinta americana, vaig rebre una trucada inesperada. "Hola, Noé? Escolta, la cosa està molt xunga. Hem de parlar." Així va començar el meu malson... i la construcció de l’arca més cutre que mai heu vist. Va resultar que la terra estava "corrompuda i plena de violència". Vaja, com qualsevol dilluns al metro. Però aquesta vegada era més greu. Em van dir que havia de salvar el món construint una mena de nau espacial... però flotant. Una arca, em deien. Vaig pensar que era una broma, però no. Era jo, una serra i una pila de fusta resinosa. Les instruccions eren clares, però inhumanes. "Cento quaranta metres de llarg, vint-i-tres d’ample i catorze d’alt. I tres pisos, eh? Que no falti espai." Vaig fer càlculs ràpids i vaig entendre que necessitava més cinta americana....

Contigo


Recuerda esos tiempos en los que el susodicho agarraba la mano de su musa con la gracia de un perezoso cruzando un campo de minas. La vida, según él, se le escurría entre los dedos como arena fina, mientras se lamentaba en un monólogo interno más largo que la fila de espera en la oficina del dentista.

"Solo pienso en ti", se lamentaba mientras abrazaba una taza de café más amarga que su propia existencia. "No puedo sacarte de mi mente", continuaba, como si alguien le hubiera invitado a un banquete y él insistiera en solo comer pan seco.

Y qué decir de esas ganas locas de ir a buscar a su amada. ¿Por qué no simplemente envió un mensaje de texto como una persona normal? ¡Oh no, eso sería demasiado simple! Este héroe de tragedia moderna prefería las emociones al estilo montaña rusa, siempre y cuando no involucraran alturas reales.

Pero el drama no terminaba ahí, no. "Dicen que es grave", clamaba, como si sus penas fueran tan profundas como un agujero negro. "Hoy no te tengo y las palabras no me salen", se quejaba, mientras sus palabras fluían más rápido que el tráfico en hora punta.

Y así continuaba el festival del auto-desprecio, con llamadas sin respuesta, mensajes ignorados y una mente más revuelta que un coctel mal agitado. "No quiero vida si no estás tú", proclamaba, como si su existencia dependiera de la atención de su amada.

En resumen, un drama más grande que una telenovela venezolana, con giros y vueltas más predecibles que una película de Hallmark. Pero no te preocupes, estimado lector, al menos tenemos palomitas de maíz para disfrutar mientras este poeta trágico continúa su viaje hacia el abismo del amor perdido.

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