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Destacats

L’apocalipsi segons Noé, el manetes del barri

  Quan al veïnat van començar a aparèixer rumors que la gent s’havia tornat encara més estúpida de l’habitual, vaig pensar: “Res nou”. Però un dia, mentre feia cua al supermercat per comprar cafè i cinta americana, vaig rebre una trucada inesperada. "Hola, Noé? Escolta, la cosa està molt xunga. Hem de parlar." Així va començar el meu malson... i la construcció de l’arca més cutre que mai heu vist. Va resultar que la terra estava "corrompuda i plena de violència". Vaja, com qualsevol dilluns al metro. Però aquesta vegada era més greu. Em van dir que havia de salvar el món construint una mena de nau espacial... però flotant. Una arca, em deien. Vaig pensar que era una broma, però no. Era jo, una serra i una pila de fusta resinosa. Les instruccions eren clares, però inhumanes. "Cento quaranta metres de llarg, vint-i-tres d’ample i catorze d’alt. I tres pisos, eh? Que no falti espai." Vaig fer càlculs ràpids i vaig entendre que necessitava més cinta americana....

Todo cambia


Confesiones a la luz del día

¿Recuerdas cuando solías garabatear mi nombre en la pared? Bueno, yo tampoco. Supongo que hace días que no me encuentro bien, pero quién sabe, tal vez nunca lo estuve. He intentado de todo y nada parece ser suficiente. Quieres sacarme de quicio, ¿verdad? Hablándome de ese lugar que tanto te encantaba, mientras yo sentía cómo descendías por mi garganta como una pastilla amarga. Ni idea de quién eres y sinceramente, no me importa un carajo.

Abrías una botella de champán mientras bailabas como si no hubiera mañana. Y luego susurras que esto no se acaba. Pues vaya sorpresa, no sé quién eres y no te echo de menos. Tu encanto no me convence y luego, como siempre, todo cambia.

¿Qué pasa contigo? ¿Con qué asunto te traes ahora? Moviendo tu cuerpo como si fueras un alfiler en un columpio. Ni idea de cuántas noches han pasado desde la última vez que llovió. He perdido la cuenta, pero qué más da.

Cambié la letra, pero no encaja. No es la canción que tú solías cantar. Hablabas de ese lugar que tanto te fascinaba, mientras descendías por mi garganta como una pastilla de mal sabor. No sé quién eres y, sinceramente, no me importa un comino. Tu encanto no me convence y luego, como siempre, todo cambia.

¿A dónde demonios vamos? Levantas las manos en señal de rendición. Pues no lo diré jamás, pero me tienes en la mira desde detrás. Sabes que hay momentos en los que lo he pensado.

Hablabas de ese lugar que tanto te fascinaba, mientras descendías por mi garganta como una pastilla de mal sabor. No sé quién eres y, sinceramente, no me importa un comino. Tu encanto no me convence y luego, como siempre, todo cambia.

Todo cambia, todo cambia, todo cambia. No sé quién eres y, sinceramente, no me importa un comino. Tu encanto no me convence y luego, como siempre, todo cambia.

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