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Destacats

L’apocalipsi segons Noé, el manetes del barri

  Quan al veïnat van començar a aparèixer rumors que la gent s’havia tornat encara més estúpida de l’habitual, vaig pensar: “Res nou”. Però un dia, mentre feia cua al supermercat per comprar cafè i cinta americana, vaig rebre una trucada inesperada. "Hola, Noé? Escolta, la cosa està molt xunga. Hem de parlar." Així va començar el meu malson... i la construcció de l’arca més cutre que mai heu vist. Va resultar que la terra estava "corrompuda i plena de violència". Vaja, com qualsevol dilluns al metro. Però aquesta vegada era més greu. Em van dir que havia de salvar el món construint una mena de nau espacial... però flotant. Una arca, em deien. Vaig pensar que era una broma, però no. Era jo, una serra i una pila de fusta resinosa. Les instruccions eren clares, però inhumanes. "Cento quaranta metres de llarg, vint-i-tres d’ample i catorze d’alt. I tres pisos, eh? Que no falti espai." Vaig fer càlculs ràpids i vaig entendre que necessitava més cinta americana....

Viaje al País de las Maravillas Diabéticas: Aventuras en la Isla de Caramelo en el Cielo

 


¡Ah, la infancia, cuando la imaginación es más dulce que el azúcar en una isla de caramelo en el cielo! Pero, espera un momento, ¿en serio? ¿Una isla de caramelo flotando en el cielo? ¿Qué estaban fumando los ángeles esa mañana?

Imagínate caminando por el bosque y de repente, ¡zas!, te encuentras con una isla de caramelo. Seguro que fue una sorpresa más grande que encontrar un billete de 100 dólares en el bolsillo de unos pantalones viejos. Pero bueno, al menos no era una isla de brócoli, ¿verdad?

Así que aquí estamos, en esta isla de fantasía hecha de caramelo. ¿Árboles de caramelo? ¡Por supuesto! ¿Ríos de chocolate? ¡Por supuesto! Y no olvidemos las casas de gomitas, donde los vecinos probablemente se comen sus propias paredes en tiempos de hambruna.

Y ¿qué tal el volcán que escupe nubes de algodón de azúcar? Sí, porque la única erupción que querrías experimentar es una que te deje pegajoso pero feliz.

Así que nuestro protagonista se pone a explorar esta tierra de fantasía, comiendo todo lo que puede encontrar, como si estuviera en un buffet de postres que no te cobra la cuenta. Y claro, hace nuevos amigos, ¿quién no haría amigos en una isla donde todos están hechos de azúcar?

Pero como todas las buenas historias, esta tiene que llegar a su fin. Nuestro héroe se despide de sus amigos de caramelo y se monta en una nube de vuelta a la tierra. Ahora, ¿qué tan convincente es esa excusa para llegar tarde a la cena? "Lo siento, mamá, me perdí en una isla de caramelo en el cielo. ¿Qué quieres que haga?"

En fin, nunca olvidaremos la epopeya del niño que visitó la isla de caramelo en el cielo. Y tampoco olvidaremos preguntarnos qué tipo de sustancias alucinógenas se necesitan para tener esa clase de viaje.

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