Cuando el picnic se te va de las manos y terminas decorando para Instagram


Ahí estaba yo, decidido a hacer el picnic más normal del mundo. Un mantel, unos bocadillos, y si me sentía generoso, una botella de agua. Pero claro, la vida tenía otros planes. De repente, encontré esta mesita perfecta en medio de la nada, con una vista espectacular del atardecer. Obviamente, pensé: "Esto grita estilo". Saqué las flores silvestres (sí, las llevaba por si acaso), y lo siguiente que supe fue que tenía dos jarrones de cerámica dispuestos artísticamente, un pañuelo con diseño bohemio cubriendo la mesa, y hasta una especie de cuadro improvisado.

¡Míralo! Pareciera que estaba armando un catálogo de decoración rústica o el set para una sesión de fotos para una revista. ¿Y los bocadillos? Olvidados. Porque, claramente, el atardecer no se va a ver igual sin esa estética campestre cuidadosamente curada.

Ahora, solo falta una copa de vino que no traje y un libro que fingiré leer para completar la escena. Total, nadie tiene que saber que vine solo a comer un sándwich y que me olvidé de la comida.


 

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