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Secrets de bellesa que he après com a dona prehistòrica (i que tu també necessites!)

 Hola, sóc l’Eura, probablement la influencer de la meva tribu. Abans que et pensis que la meva vida és tot caçar mamuts i evitar ser devorada per un tigre dents de sabre, deixa'm aclarir una cosa: la supervivència també té estil. I sí, sóc jo qui el defineix. Primer de tot, el cabell. Ho veus? Llarg, salvatge i amb aquelles decoracions d’ossos que vaig trobar al dinar d’ahir. Això no és desordre; això és autèntica "hair couture". Quan algú em pregunta quina és la meva rutina de cura, només li somric i dic: "Una mica de fang del riu i paciència infinita amb els nusos". Ah, i les tempestes de sorra? El millor exfoliant. El meu secret de bellesa principal? La confiança. Un dia, mentre estava asseguda a prop de la foguera (i fingia escoltar els consells del xaman sobre com invocar la pluja), vaig entendre que l’actitud ho és tot. Pots portar la pell de mamut més desgastada, però si la portes com si fos d’alta costura, triomfes. No us penseu que tot és glamur. Hi ha

La Vida en el Edificio en Medio del Desierto: Humor, Soledad y Arena Infinita


Si alguna vez te has preguntado cómo sería vivir en un edificio que parece una fortaleza perdida en medio de un vasto desierto, te doy la respuesta: solitario, absurdo y lleno de arena. Yo soy el afortunado habitante de esta maravilla arquitectónica que, por razones incomprensibles, decidieron plantar sobre un montón de rocas, rodeada de dunas que se extienden hasta donde alcanza la vista. ¿Un sueño hecho realidad? Bueno, si tu sueño incluye calor extremo y aislamiento total, entonces sí.

Este majestuoso bloque de hormigón se alza sobre una roca imponente, porque, aparentemente, construir en el suelo era demasiado convencional. Desde aquí, tengo vistas inigualables de… arena. Mucha arena. Porque claro, ¿qué mejor manera de disfrutar de la soledad que observando interminables ondas de arena bajo un sol abrasador?

Mis vecinos más cercanos son un par de palmeras que, para mi decepción, no dan ni sombra decente, ni mucho menos dátiles. Pero ahí están, inmutables, disfrutando del clima extremo como si fueran las dueñas del lugar. Yo, por otro lado, tengo que soportar ascensores que funcionan cuando les apetece, lo cual me deja con la emocionante tarea de subir escaleras desde las profundidades de este monumento al absurdo.

Por si fuera poco, el clima es tan acogedor como parece: temperaturas que hacen que un horno parezca un spa y tormentas de arena que logran entrar por cualquier rendija posible. Pero hey, ¿quién necesita aire fresco o ventanas limpias cuando puedes tener un exfoliante natural diario?

Y hablando de comodidades, olvídate del transporte público, de las tiendas cercanas o de cualquier otro servicio básico. Vivir aquí es como estar en un retiro espiritual forzado, solo que en lugar de paz interior, obtienes calor extremo y una inigualable sensación de aislamiento.

Eso sí, hay algo positivo: al menos no tengo vecinos ruidosos. Nadie en su sano juicio elegiría mudarse a este oasis de soledad.


 

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