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Destacats

L’apocalipsi segons Noé, el manetes del barri

  Quan al veïnat van començar a aparèixer rumors que la gent s’havia tornat encara més estúpida de l’habitual, vaig pensar: “Res nou”. Però un dia, mentre feia cua al supermercat per comprar cafè i cinta americana, vaig rebre una trucada inesperada. "Hola, Noé? Escolta, la cosa està molt xunga. Hem de parlar." Així va començar el meu malson... i la construcció de l’arca més cutre que mai heu vist. Va resultar que la terra estava "corrompuda i plena de violència". Vaja, com qualsevol dilluns al metro. Però aquesta vegada era més greu. Em van dir que havia de salvar el món construint una mena de nau espacial... però flotant. Una arca, em deien. Vaig pensar que era una broma, però no. Era jo, una serra i una pila de fusta resinosa. Les instruccions eren clares, però inhumanes. "Cento quaranta metres de llarg, vint-i-tres d’ample i catorze d’alt. I tres pisos, eh? Que no falti espai." Vaig fer càlculs ràpids i vaig entendre que necessitava més cinta americana....

Cómo convertir una cerveza en el mejor escape existencial


la cerveza, ese líquido dorado que no solo calma la sed, sino que también anestesia el alma. ¿Qué es una tarde en un bar sin una cerveza en la mano? Absolutamente nada. Así que aquí estoy, en la barra de mi bar de confianza, mientras el ruido de fondo suena a “bla bla bla” y las luces tenues hacen que todo se vea más estético de lo que realmente es.

En serio, a veces parece que una cerveza es todo lo que necesitas para desconectarte de la monotonía de la vida. Pero no cualquier cerveza, no. Esa en la que te fijas porque brilla como el último rayo de esperanza antes de que decidas abandonar tus sueños y aceptar que ser adulto es una trampa cruel.

La primera toma es como un golpe en la cara de la realidad. Me siento como si estuviera participando en una versión en vivo de "¿Qué hago con mi vida?", pero, con cada sorbo, la trama de este drama existencial se vuelve más soportable. Es ese delicado equilibrio entre la felicidad y la tristeza, donde todo lo que necesitas es un vaso helado para convencerte de que, por unos minutos, no todo está perdido.

Pero el verdadero truco está en la cerveza fría y en saber beberla con estilo. Porque una cosa es tomarte una bebida y otra muy distinta es hacerlo como si estuvieras en una película de Tarantino. No me malinterpretes, no estoy aquí para darte una clase de etiqueta, solo digo que la cerveza es ese accesorio que convierte cualquier crisis en una película indie.

Así que la próxima vez que te sientas atrapado en el ciclo infinito de la vida moderna, haz lo más lógico: vete a un bar, pide una cerveza bien fría y disfrútala con la serenidad de quien ha aceptado que la vida es absurda, pero al menos tiene cerveza. 


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