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Destacats

L’apocalipsi segons Noé, el manetes del barri

  Quan al veïnat van començar a aparèixer rumors que la gent s’havia tornat encara més estúpida de l’habitual, vaig pensar: “Res nou”. Però un dia, mentre feia cua al supermercat per comprar cafè i cinta americana, vaig rebre una trucada inesperada. "Hola, Noé? Escolta, la cosa està molt xunga. Hem de parlar." Així va començar el meu malson... i la construcció de l’arca més cutre que mai heu vist. Va resultar que la terra estava "corrompuda i plena de violència". Vaja, com qualsevol dilluns al metro. Però aquesta vegada era més greu. Em van dir que havia de salvar el món construint una mena de nau espacial... però flotant. Una arca, em deien. Vaig pensar que era una broma, però no. Era jo, una serra i una pila de fusta resinosa. Les instruccions eren clares, però inhumanes. "Cento quaranta metres de llarg, vint-i-tres d’ample i catorze d’alt. I tres pisos, eh? Que no falti espai." Vaig fer càlculs ràpids i vaig entendre que necessitava més cinta americana....

Cómo ligar en Mercadona a las 6 de la tarde con una piña y una sonrisa


Sabes que tu vida ha tocado techo cuando te ves un miércoles, a las seis de la tarde, en Mercadona, con el carrito lleno de verduras orgánicas y piensas: "¿Es esta mi nueva vida social?". Pero entonces ocurre... justo en la sección de frutas tropicales, lo ves: un ejemplar maravilloso de piña, y de repente todo cobra sentido.

Porque, ¿qué mejor excusa para romper el hielo que una fruta exótica? Ya sabes lo que dicen: "Una piña dice más que mil palabras" (o eso creo que dijo algún sabio en algún momento, ¿no?). Entonces, entre el caos de señoras comprando aguacates y el tipo que no sabe si elegir tomates pera o de rama, aparece. Sí, esa persona con la que podrías compartir más que una charla superficial sobre la vida útil de los plátanos de Canarias.

Y aquí estoy yo, con mi piña en mano, practicando la mejor sonrisa posible. ¿Qué esperas? Este es el momento clave, y Mercadona se convierte en el epicentro del romance de barrio. ¿Quién necesita aplicaciones de citas cuando puedes encontrarte con el amor entre los pasillos de hortalizas a mitad de semana? Créeme, si puedes conquistar con una piña en la mano y sin parecer un loco, ¡lo has conseguido todo!

Así que ahí estoy, en plena sección de frutas, esperando que esa piña en mi carrito sea la chispa que encienda una conversación épica. En mi cabeza, ya estoy viendo cómo le explico a mis nietos que conocí a su abuelo entre mangos y maracuyás mientras todos compraban al grito de “¡oferta en la charcutería!”. Ahora solo queda la parte difícil: hablar. Porque, al final del día, todos sabemos que los supermercados no son solo para comprar... ¡son para ligar a las seis de la tarde con la piña más jugosa que puedas encontrar! 


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