Consejos de una Guerrera Moderna para No Morir en el Intento

¿Quién necesita un resort de cinco estrellas cuando puedes explorar la jungla? Sí, esa jungla que parece salida de una película, llena de raíces enredadas y árboles que parecen a punto de devorarte. Déjame contarte cómo terminé aquí, vestida como una guerrera postapocalíptica y con tatuajes que seguramente hicieron llorar a mi madre. Porque, claro, ¿qué mejor lugar para unas vacaciones épicas que la selva? Olvídate de la playa; la adrenalina está en sobrevivir sin Wi-Fi ni aire acondicionado.

La primera regla de la jungla: nunca mires hacia abajo. Si lo haces, solo verás barro, insectos tamaño XXL y raíces que parecen tener vida propia. Ahí es donde entra en juego mi "outfit" de guerrera. Sí, porque esta falda hecha jirones y las botas militares no son solo moda; son mis aliadas contra cualquier criatura extraña que se cruce en mi camino. Aunque, si soy honesta, también están aquí para las fotos. ¿O crees que estos tatuajes de guerrera ancestral vienen gratis? Esto es un paquete completo: actitud de superviviente y estilo impecable.

No voy a mentir; el segundo día quería salir corriendo. La humedad aquí no es una broma, y la selva parece tener su propio clima, uno que nunca te enseñaron en la escuela. Pero luego recordé: esto es para los likes. Y sí, nada dice "aventurera" como una foto épica en el medio de la nada. Así que aquí estoy, fingiendo que estoy cómoda mientras siento cómo cada poro de mi piel decide abrirse para formar una sauna personal.

La jungla no perdona, y si crees que puedes ser amiga de los animales... ¡olvídalo! Aquí, los insectos tienen más actitud que tú y los monos se ríen de tus intentos de intimidación. Te lo digo de primera mano: hacerte la valiente frente a una tarántula del tamaño de tu mano solo te hará quedar en ridículo. Pero, claro, yo vine preparada. Después de todo, ver una foto de esta "guerrera" corriendo despavorida no sería muy épico, ¿verdad?

En el cuarto día, ya me sentía como una verdadera guerrera de la jungla. A estas alturas, había aprendido a ignorar las picaduras, a dormir con un ojo abierto y a caminar como si cada paso fuera una declaración de independencia. No hay lugar para los débiles aquí, y cada foto que me tomo lo demuestra. Porque, seamos honestos, si nadie te ve, ¿realmente sobreviviste en la jungla?

La última noche, mientras el sol se ponía, sentí que por fin entendía el sentido de esta aventura. La jungla y yo, cara a cara, como dos rivales que han aprendido a respetarse. Así que, querido lector, si estás pensando en embarcarte en una aventura así, asegúrate de traer tu mejor actitud, un buen filtro para Instagram y la habilidad de reírte de ti mismo. Porque la selva no es un lugar para los débiles, pero si sobrevives, tendrás historias que contar para toda la vida.

Y ahora, mientras miro al horizonte, me doy cuenta de que he logrado lo imposible: dominar la selva… o al menos aparentarlo. Pero oye, en Instagram nadie tiene que saberlo.