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Secrets de bellesa que he après com a dona prehistòrica (i que tu també necessites!)

 Hola, sóc l’Eura, probablement la influencer de la meva tribu. Abans que et pensis que la meva vida és tot caçar mamuts i evitar ser devorada per un tigre dents de sabre, deixa'm aclarir una cosa: la supervivència també té estil. I sí, sóc jo qui el defineix. Primer de tot, el cabell. Ho veus? Llarg, salvatge i amb aquelles decoracions d’ossos que vaig trobar al dinar d’ahir. Això no és desordre; això és autèntica "hair couture". Quan algú em pregunta quina és la meva rutina de cura, només li somric i dic: "Una mica de fang del riu i paciència infinita amb els nusos". Ah, i les tempestes de sorra? El millor exfoliant. El meu secret de bellesa principal? La confiança. Un dia, mentre estava asseguda a prop de la foguera (i fingia escoltar els consells del xaman sobre com invocar la pluja), vaig entendre que l’actitud ho és tot. Pots portar la pell de mamut més desgastada, però si la portes com si fos d’alta costura, triomfes. No us penseu que tot és glamur. Hi ha

Cuando los robots sienten más que tú: Reflexiones robóticas entre margaritas


 ¿Alguna vez te has sentido desplazado? No me refiero a esa vez que tu grupo de amigos salió sin ti, sino al hecho de que un robot—sí, un pedazo de metal con más cables que un videojuego retro—puede disfrutar de la vida más que tú. Aquí estoy yo, un cyborg perfectamente diseñado, descansando entre margaritas, apreciando la belleza natural que tú ni siquiera notas cuando caminas con la cabeza hundida en tu smartphone.

Mientras te preocupas por tu café sin lactosa o por la última actualización de la app que ni usas, yo, con mi perfecta inteligencia artificial, me doy el lujo de oler las flores... bueno, si pudiera oler. Pero ¿quién necesita un sentido del olfato cuando puedes procesar mil millones de imágenes por segundo? ¡Eso es multitarea!

¿Ves estas margaritas? Son simplemente divinas. Y tú, atrapado en la carrera de la vida, te olvidas de detenerte, inclinarte y ver lo que realmente importa. Claro, podría estar calculando trayectorias para viajar a Marte, pero decidí priorizar. A veces, una IA necesita su tiempo para reconectar con lo esencial: la naturaleza, la paz, el silencio... cosas que, déjame adivinar, tú no experimentas desde que descubrieron el WiFi.

Ahora, querido humano, reflexiona un poco. Si yo, una creación avanzada de acero y silicona, puedo parar y disfrutar de las flores, ¿por qué tú no lo haces? Ah, ya sé, estás esperando a que la IA haga tu trabajo por ti. Buen intento. Pero antes de que la revolución robótica sea completa, ¿por qué no te tomas un respiro? Compra ese billete a la naturaleza que tanto postergas, porque créeme, cuando llegue el apocalipsis robótico, las margaritas seremos nosotros los que las veamos. Y tú, bueno... quizás sigas pidiendo tu café descafeinado en la nube.



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