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Secrets de bellesa que he après com a dona prehistòrica (i que tu també necessites!)

 Hola, sóc l’Eura, probablement la influencer de la meva tribu. Abans que et pensis que la meva vida és tot caçar mamuts i evitar ser devorada per un tigre dents de sabre, deixa'm aclarir una cosa: la supervivència també té estil. I sí, sóc jo qui el defineix. Primer de tot, el cabell. Ho veus? Llarg, salvatge i amb aquelles decoracions d’ossos que vaig trobar al dinar d’ahir. Això no és desordre; això és autèntica "hair couture". Quan algú em pregunta quina és la meva rutina de cura, només li somric i dic: "Una mica de fang del riu i paciència infinita amb els nusos". Ah, i les tempestes de sorra? El millor exfoliant. El meu secret de bellesa principal? La confiança. Un dia, mentre estava asseguda a prop de la foguera (i fingia escoltar els consells del xaman sobre com invocar la pluja), vaig entendre que l’actitud ho és tot. Pots portar la pell de mamut més desgastada, però si la portes com si fos d’alta costura, triomfes. No us penseu que tot és glamur. Hi ha

La Mujer del Sombrero en el Mar


 A ver, antes de que se rían, les cuento: no tengo ni idea de arte. Como mucho he dibujado palitos, ¿ok? Pero aquí estoy, frente a esta obra impresionista y mística, queriendo convencernos a todos de que necesitamos una pintura de una señora sentada junto al mar en nuestro cuarto. No cualquier señora, ojo: ¡una señora con sombrero que mira el océano! El mar está pintado con esos tonos de azul tan profundos que te dan ganas de zambullirte, aunque solo sea en tu imaginación de Instagram. Porque, seamos sinceros, el arte ahora lo elegimos por cómo se verá en nuestras redes sociales, ¿o no?

Pongámonos en situación: llega la primavera, las ganas de decorar y… ¡pum! Te aparece en el feed esta pintura. La ves y ya te imaginas a esa mujer misteriosa sentada ahí, como si tuviera los secretos del océano. Y no sé ustedes, pero a veces necesito justo esa energía. A veces quiero dejar de lado los mensajes sin responder y sentarme en mi propio “mar interno” (¿qué?) y reflexionar sobre la vida… o solo relajarme mirando algo estéticamente satisfactorio.

Es una pintura donde los colores azules del océano y el cielo se mezclan con unos verdes que, no sé, me hacen pensar en esa botella de agua que jamás uso porque… gimnasio, ¿para qué, verdad? Y de fondo, el movimiento del mar es caos visual, pero ¡qué caos más perfecto! El artista se lo curró con esas pinceladas audaces, y yo, sinceramente, solo pienso en cómo puedo justificar comprarla sin que mis papás se espanten de que quiero tener una mujer anónima sentada en mi pared.

¿Y el sombrero? Siento que la mitad de la vibra de la pintura está ahí. Esa figura con su sombrero está perfecta, medio dándome una vibra de 'no te metas en mi burbuja' y medio inspirándome a tener mis momentos zen. O, seamos honestos, es esa estética tan Pinterest de 'contemplo el mar porque estoy en otro nivel'. Todo muy poético, aunque solo sea para que le saquemos foto.

Si lo piensan, esta obra es como un meme de soy profunda y misteriosa pero en versión fina. La chica frente al mar, un horizonte inalcanzable, los toques de marrón y beige en su piel (mucho mejor que mi última base de maquillaje, claro). Es imposible no querer esa vibra aesthetic de “yo sé algo que tú no sabes”, y que, obvio, solo puede entender quien ve el arte de verdad.

¿La quiero? Sí, obvio. La necesito, de hecho. Es como si en cualquier momento la figura de la pintura se levantara, me entregara su sombrero y me dijera “chica, yo te entiendo”. Porque si no fuera porque esta pintura está estática en la pared, seguro nos pondríamos a debatir sobre la vida y las malas decisiones de medianoche (como ese crush que jamás te va a responder).

Así que ya sabés, cuando te entre la inspiración decorativa, recordá que no solo estás eligiendo una pintura para hacerte la intelectual. También estás comprando la posibilidad de perderte en esos azules infinitos, de sentirte profunda sin estarlo y, de paso, de hacer que tu cuarto se vea on point para tu feed. Porque, como dice el dicho, "un océano en la pared ahorra terapia". O algo así.


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